Rodrigo Borgia: Roma no será violada ni desflorada
Los Borgia, 2x03

viernes, 24 de febrero de 2012

Dos series, dos resultados

La semana pasada se estrenaron entre nosotros dos series con varios puntos en común: por un lado el toque de ciencia-ficción, y que ambas cuenta con unos productores con una sombra muy alargada (Steven Spielberg y JJ. Abrams). Hablo, como no, de Terranova y Alcatraz.



La primera, producida por Spielberg, ha pasado por todo un calvario hasta su estreno (el pasado mes de septiembre en USA): presupuesto desorbitado, cambios de guión y problemas en los efectos especiales que han ocasionado innumerables retrasos en su estreno... y se nota ¡vaya si se nota! La premisa de la serie era muy atractiva: la historia de un grupo de colonos que se trasladan a la prehistoria, donde tendrán que convivir con dinosaurios y otras especies nada amistosas. No era nada novedosa, pero yo la compré desde el primer momento. Y luego llegó la decepción.

La gran pega de Terranova es su obsesión por hacer un producto para todos los públicos (culpa de la marca Spielberg). Lo que convierte a la serie en una 'americanada' más, blandita y con poco suspense, donde los adolescentes, a pesar de vivir en un nuevo mundo repleto de dinosaurios, siguen siendo cargantes, molestos e insoportables. Debido a este tono 'blanco' los guiones caen por su propio peso: carecen de la magia de Battlestar Galactica (y de la química de su reparto, por cierto) e, incluso, de cierta oscuridad que mostraban algunas tramas de la saga Stargate. Aunque Jason O'Mara y Shelley Conn (el matrimonio Shannon) funcionan como pareja, que esta estupenda actriz (adorada en la blogosfera por su papel en la serie Mistresses) esté tan desaprovechada dice poco del equipo de guionistas. A pesar de todo, hay destellos de ¿inspiración? en episodios como el 1x04-What remains, en el que Jim tiene que conseguir que su mujer le recuerde tras perder la memoria por culpa de virus (claro homenaje a La cosa de John Carpenter); y el 1x10-Now you see me, con el comandante Taylor y Mira, líder de los Sixers (el personaje más interesante de la serie de largo), atrapados en la selva y perseguidos por un dinosaurio muy poco amistoso, que logran unos 'set-pieces' muy interesantes.



Por su parte, Alcatraz, que viene firmada por parte del equipo de Perdidos y Fringe, tiene un punto de partida interesantísimo: la misteriosa desaparición de 300 personas (entre presos y guardas) de esta famosa isla-cárcel, ubicada en la bahía de San Francisco, una noche de 1963. Su reaparición en 2012 hará saltar las alarmas (y el desconcierto) del FBI y, por supuesto, de los mismos presos. El esquema de cada episodio, el de 'preso semanal', está demostrando una vez más que es la gran debilidad de la serie. Y lo que está haciendo que muchos espectadores se bajen 'del carro' cada semana (la serie ha perdido cerca del 41% de espectadores desde su estreno). Sus responsables han intentado evitar los ¿errores? que han hecho de Fringe un producto minoritario, pero haciendo los mismo que hacía floja a esta serie en sus inicios (¿alguien quiere acordarse de los 7 primeros, y pobres, episodios?). Los actores cumplen (excepto el insoportable de Jorge García, el Hurley de Perdidos) y el misterio está muy bien llevado con esos toques finales que te hacen (al menos a mí) pedir más y más.

Comento estas dos series (que se han estado emitiendo esta temporada la noche de los lunes en la Fox, junto a House) porque, mucho me temo, que la cadena tendrá que decidirse en mayo por una de las dos a la hora de renovar de cara a la próxima temporada. Aunque pensaba que Terranova estaba más muerta que viva, los últimos datos de Alcatraz (con unos demos en USA terribles) me hacen temer lo peor. Pues eso, dos series, dos resultados. Yo me quedo con Alcatraz ¿y vosotros?

viernes, 17 de febrero de 2012

Más que una buena esposa


¿Quién me iba a decir que la 'cadena del ojo', la CBS, la de las series fáciles y simples apostaría por una serie tan interesante y bien hilvanada como The Good Wife? Quizá fue 'culpa' de sus creadores, el matrimonio formado Robert y Michelle King, que vendieron otra idea a la cadena, no lo sé, pero esta serie es, por tercer año consecutivo, mi ficción de cabecera.

Mi enamoramiento comenzó ya con su secuencia de inicio. Esa multitudinaria y caótica rueda de prensa donde el fiscal de Chicago, Peter Florrick (Chris Noth), anuncia su dimisión del cargo debido a un escándalo sexual. Junto a él, un paso por detrás, Alicia (soberbia Julianna Margulies), su abnegada esposa, que aguanta el escarnio público como puede. Con unos cuantos planos detalle y un hábil montaje consiguen ponernos en la piel de esta mujer avergonzada. Después, el sonado tortazo. Perfecto.

En su excelente primera temporada (que fue de menos a más) The Good Wife comenzó como un procedimental más de la cadena, con sus casos semanales y sus dos trama horizontales: la madurez personal y profesional de Alicia y los recovecos políticos y judiciales que llevaron a su marido a la cárcel (¿culpable o víctima inocente de los intereses de otros?). Eso sí,  con una diferencia, todo estaba mimado al milímetro. Los King no dejaban nada al azar y los casos semanales eran interesantes, algo difícil de ver últimamente. Mientras, la segunda temporada llevó a la serie a otro nivel de inteligencia, clase y buen gusto. Las tramas judiciales seguían estando ahí, pero la inclusión de la adictiva trama que seguía la nueva carrera política de Peter ganó enteros, interés y, además, nos regaló el brillantísimo personaje de Eli Gold (estupendo Alan Cumming), como el jefe de campaña de Florrick. Además, los personajes seguían creciendo y ganando profundidad. En The Good Wife existen los grises, y un personaje como el de Alicia puede hacer las cosas mal, o de forma cuestionable, para salvar su puesto de trabajo.

Avalada por unos guionistas en estado de gracia que han sabido jugar bien sus cartas (en qué cadena trabajan y qué intereses tienen). Cuenta con un reparto perfecto donde todos y cada uno de sus protagonistas, secundarios y episódicos merecerían tener su propio spin off. Por no hablar de una dirección exquisita (ver la secuencia del episodio 2x06 cuando Kalinda destroza el coche de su némesis, Blake Calamar; todo el excelente episodio 2x09-Vip Treatment; o el ya famoso final de la segunda temporada, donde una puerta cerrándose mostraba más que cualquier escena de sexo explícito). Además, nos ha regalado una exquisita y extraña relación de amistad, la que entablan Alicia y Kalinda (la robaescenas Archie Panjabi), detective del bufete. Una relación aún más interesante que la que tiene Alicia con su marido o con Will Gardner (Josh Charles), su jefe, amigo e interés amoroso.

The Good Wife podría/debería haber ganado el Emmy a la mejor serie dramática el año pasado, pero como no es 'cool' premiar a la CBS, se quedó sin ese merecidísimo reconocimiento. No pasa nada. Por ahora, nos conformamos con el Emmy que se llevó Archie Panjabi como actriz secundaria por la primera temporada y el premio a la mejor actriz que logró el año pasado la Margulies. Lo bueno de esta serie es que lo mejor está todavía por llegar. Quien dijo que las series de abogados estaban muertas, se equivocó.

viernes, 10 de febrero de 2012

Goodbye, doctor House


Ya es oficial. El doctor Gregory House deja de pasar consulta. El creador de House, David Shore, y los directivos de la Fox han decidido que esta temporada, la octava nada menos, será la última del doctor más borde y cascarrabias de la televisión. Una decisión responsable por parte del equipo de la serie por varias razones: las audiencias en USA han descendido peligrosamente; las tramas están muy quemadas (1,2,3 responda otra vez: ¿Qué enfermedad no han tratado ya en esta serie?) y el efecto sorpresa extinguido; la marcha de la doctora Cuddy (siempre estupenda Lisa Edelstein) y las ausencias de Wilson esta temporada han secado lo que mejor funcionaba de la serie, la química-juego entre ellos y el doctor House; y Hugh Laurie (al que mucho me temo le va a acompañar el personaje el resto de su carrera como una losa) lleva varios años diciendo que está cansado de interpretar al doctor y que quiere pasar a otra cosa.

Dejé de seguir esta serie médica a mitad de la quinta temporada, simplemente porque no conectaba emocionalmente con su nuevo equipo de diagnóstico (¿A quién le importa Kutner, Taub o, incluso, Trece?), pero siempre he estado muy atento a su evolución. ¿El motivo? Tiene un rinconcito en mi corazón seriófilo (en el de todos debería tenerlo) porque nació en esa magistral temporada 2004-2005 en la que se estrenaron series que han marcado un antes y un después en el panorama televisivo internacional (Lost, Anatomía de Grey, Mujeres desesperadas). Quizá porque disfruté de su piloto (no lo olvidemos, la primera paciente de House fue Robin Tunney, la Veronica Donovan de Prison Break o la Teresa Lisbon de El mentalista) con uno de mis mejores amigos (médico para más INRI) cuando mi salud estaba un tanto desmejorada, por así decirlo. También puede ser porque con House pudimos disfrutar de la novedosa táctica (por aquel entonces) en nuestra programación de ver los episodios de estreno dos días después de emitirlos en USA. O porque regaló unas audiencias estratosféricas a Cuatro en sus inicios y una imagen de marca que cualquier cadena querría para sí (y que Mediaset se ha encargado de destrozar desde su adquisición). Además, y más importante, no hay que olvidar que introdujo la palabra 'lupus' en nuestro vocabulario. Por eso hay que ser tan fan de esta serie.

House ha sido en estos años una serie con interpretaciones 'de categoría' (que Hugh Laurie nunca haya ganado el Emmy y que Edelstein no haya estado siquiera nominada es un crimen. Así de claro). Ha tenido episodios para enmarcar como, por ejemplo, el 1x21-Tres historias, el 3x12-Un día, una habitación (dirigido por Juan José Campanella), o el episodio doble 4x15/16-La cabeza de House/El corazón de Wilson. Sin olvidarme de recordar lo valiente que ha sido lanzándose al vacío en tirabuzón cuando los guionistas desmontaron en la cuarta temporada de un plumazo al equipo de House y le buscaron nuevas 'víctimas' de una forma, todo hay que decirlo, muy amena. Lo malo es que los sustitutos de los insustituibles Cameron, Chase y Foreman nunca llegaron a estar a la altura.

Por todo esto, y porque sus responsables van a permitir a sus fans despedirse de la serie sin agonías innecesarias, se merecen un aplauso. Goodbye, doctor House. Y gracias por su trabajo.

viernes, 3 de febrero de 2012

Con las series no se juega


Voy a olvidarme de mis inclinaciones política (que no son, ni de lejos, cercanas al PP) y explicar por qué creo que la decisión del Consejo de Administración de RTVE de suspender por el momento (no cancelar, como se ha llegado a decir) sus dos series estrellas, Águila Roja y Cuéntame, y aplazar sine die el regreso del resto de sus series (Isabel, Gran Reserva, Los misterios de Laura , o La República) para ahorrar me parece un error tremendo.

Por un lado, una de las reglas básicas en televisión es no cambiar lo que funciona. Por eso, paralizar toda la ficción de la cadena y poner repeticiones de las mismas sólo va a servir para perder la fidelidad del espectador (que es, por cierto, difícil de recuperar). Y estas dos series de residuales nada. Buenas audiencias, seguimiento y premios (recordemos que con 13 temporadas a cuestas, Cuéntame acumula la friolera de más de una treintena de premios nacionales e internacionales).

Se habla/critica que son series caras, con un coste por episodio de unos 800.000 euros. La gente que lo comenta no debe saber mucho de televisión, producción y costes. No entro en que, para RTVE, quizá son muy caras. Pero con el paso de las temporadas, una serie sube sus costes, es normal, como cuando un trabajador ve incrementado su salario con el paso de los años en un trabajo. Además, hay que recordar que durante la renovación de ambas series las productoras (Globomedia y Ganga) negociaron a la baja, motu proprio.

El PP dijo al llegar al Gobierno que iba a incentivar la contratación y el empleo (aunque nunca dijo cómo); pues con decisiones sin sentido como ésta (en mi opinión) solo envía a la calle a más trabajadores (si no tienen trabajo, las productoras echan el cierre, que no son hermanitas de la caridad) y, además, nuestra imagen exterior se va aún más al traste. Por no hablar de la imagen de 'tranquilidad' que se está enviando a todos los españoles cuando se publican noticias de este tipo. Ya me imagino en el metro: -Oye, que cancelan 'Cuéntame' porque no hay dinero para pagarla. Chica, ésto es el 'acabose'.

Una ficción de calidad en la televisión pública marca las pautas del resto de la ficción española y, su venta al exterior, da una excelente imagen del país y fortalece a nuestro sector audiovisual que, parece ser, se está 'comiendo' los platos rotos de una crisis que el fútbol y los toros (que volverán al ente público, según anuncio el PP) parece ser que no notan.

Una cosa es que sean series excesivamente caras para una cadena que no saca grandes beneficios al no contar con publicidad, ahí no me meto. Pero entonces deberían permitir (y me extraña que, por contrato, puedan) que otras cadenas se hagan con los derechos de emisión y producción de estas series. Así los seguidores de estas series, sus detractores y los que ahora se preocupan tanto por ser el que menos gasta, estarán contentos.